domingo, 12 de diciembre de 2010

Protegido por la mafia

No sé qué pensé cuando, al retirarme de aquél local, después de comprar el almuerzo mi tío que me acompañaba me dijo que viera una etiqueta pegada en el vidrio del mostrador: "Protegido por la mafia. Si me pegas, nosotros te pegamos".

"Ya estamos empezando ahora nosotros con esto, a recibir protección de los delincuentes", decía mi tío. Y yo no sé si ya estamos empezando o si siempre hemos tenido eso: Un lugar que recientemente intentó abrir con un intento de restaurante familiar, fracasó rotundamente; el rumor es que no cubrían la cuota de protección de los mafiosos del lugar.

A uno, simplemente, dándose a conocer en la colonia como una persona "buena onda", recibe protección implícita de la mafia y en ocasiones es necesario conocer aunque sea a uno de los que sabes que son parte del grupo mafioso.

Así funciona, así siempre ha estado, el punto es que eso era algo que los adultos comenzábamos a ver de jóvenes y ahora los jóvenes lo ven de niños y sinceramente pienso que es una pena llegar a tales niveles. Pero bueno, no me mortificaré tanto por ello.

¡Vaya, nuestras colonias!

Parece que la inundación no se ha ido y que sube la marea.

martes, 30 de noviembre de 2010

Los que vivimos en Panti Hills y Arenal's City

En esta ocasión regreso para compartir una sorpresa que tuve hace unos momentos en el trabajo: me encontré con nada más y nada menos que con el espacio en Facebook, un grupo en realidad, con la mira de recolectar a todos los que deambulamos por esta colonia, la Cuchilla Pantitlán y también a los Arenales. No sé si se incluyan a los que viven en la López Mateos y a los de Caracol, no lo sé, creo que sería bueno.

También creo que sería interesante que colocaran una sección de Notas y que me dejaran escribir (ja), y que cambiaran su título de: "Los que vivimos en Panti Hills y Arenal's City" por "Panti Hills y Arenal's City" nada más.

Pero bueno, creo que eso lo haré cuando tenga mi propio espacio ¿verdad?.

De cualquier modo, visítenlo:

"Los que vivimos en Panti Hills y Arenal's City"

lunes, 8 de febrero de 2010

En los Arenales se pelean por el agua













Realidad. Los damnificados de El Arenal, como pueden, rescatan las pocas pertenencias que les dejó la inundación del pasado jueves. Foto: Marco rosales

“¿Traes agua?, pssst … ¡te estoy hablando, güey!”, grita desde el ventanal de su cuarto una menuda mujer con el pelo enmarañado.

Abajo, sobre el caudal que aún impera en la calle Acolhuacan de la segunda sección de la colonia El Arenal, los brigadistas contestan desde la caja de un camión de carga: “Pues baje.”

Acto seguido, un joven sale por la puerta principal arrastrando sus botas para no caer.

—A ver, cabrón, danos varias —exige, extendiendo los brazos.

—Sólo te puedo dar tres —se escucha desde el fondo del remolque.

—Ni madres, somos muchos y queremos más.

El tono del hombre robusto encargado de proporcionar los víveres a los afectados baja súbitamente:

—Entiéndeme, carnal, hay mucha gente que atender.

Para ese entonces ya hay una fila de gente atrás de este joven. Como si fuera requisito, todos portan short y playera; eso sí, con sus respectivas botas de casquillo.

Al roce entre el empleado del gobierno, identificado por su chaleco beige, y el escurrido joven se suma otro vecino que con un solo comentario pone fin a la discusión: “¿Quieres ver cómo los bajamos del camión y les ponemos en su madre?”.

El camión nuevamente avanza gracias a la cordura del chofer. Más adelante, en la calle Coxcox los gritos de la muchedumbre sedienta los obligan a detenerse. “¡Aquí, aquí!”, replica el sonido.

Por la agresividad de la gente y por el tedio de la labor constante, los brigadistas optan por aventar los paquetes de comida hacia las azoteas de las casas.

Allá arriba, hombres y mujeres, muchos de edad avanzada, hacen el papel de receptores; su inexperiencia provoca que las provisiones resbalen cayendo al fango. El caso se repite indefinidamente.

El río de aguas negras que afecta la zona de los Arenales se ha convertido en ríos de gente, que sin otra opción se aglutina en el campamento instalado por las autoridades locales.

Filas interminables para todo: para vacunarse contra la influenza A/H1N1 hay que formarse del lado derecho, para recibir jabón, papel y shampoo es junto a los baños y si se desea atención médica es hacia la parte de atrás, en los autobuses.

La variedad de vestimentas es marcada; los “suertudos” cargan hasta con el perico, literalmente; maletas, toallas y vivieres se adhieren indefinidamente al cuerpo.

Otros andan en sandalias y pants y cubiertos por una cobija a pesar del intenso sol que vino a sustituir al fuerte torrencial.

En los albergues el escenario se repite. Allí las preocupaciones son consoladas por la comida y sillas acondicionadas para quienes tomaron la decisión de abandonar sus viviendas.

Los salones del Conalep, ahora lugar de refugio, sirven de tendedero para la ropa mojada de quienes por alguna circunstancia tuvieron que regresar.

“De plano, yo me voy a casa de mi tía”, advierte una tímida mujer a su marido, quien se aferra a mantenerse al pendiente de su hogar.

El pase de lista es cosa común: “Regístrate si te sales de tu casa, también si quieres que rescaten a algún familiar rezagado entre los encharcamientos, así como para inventariar las pérdidas”.

El caso de Rafael Tapia es diferente, su casa, ubicada en la calle Xitla, ya no está anegada, ahora su prioridad es la limpieza.

Por eso se forma frente a los camiones que reparten artículos de limpieza, aunque no tiene agua ni gas. Él siente que las cosas vuelven a tomar su curso.

Muy cerca de ahí, un hombre bonachón, Omar Basurto, sale de la zona inundada junto con sus amigos Josafat Velásquez y José Luis Mendoza. Lo cuatro repelan, se frustran y acusan.

“El Marcelo y su gente no se apuran. No nos traen la comida a tiempo ni ayudan a los compas a salir del lodazal”, señala Omar.

Sus compañeros apoyan el reclamo con un movimiento de cabeza, mientras que el envalentonado joven revela que ya se tuvieron que robar unas lanchas de la Alameda Oriente para sacar a sus familiares.

—Tienen lanchas y camiones parados. Gente que no hace nada. Por eso mejor nosotros nos hacemos cargo.

Unos metros atrás del centro de mando instalado por el GDF los afectados caminan sobre las aguas negras, unos llevan comida y agua hacia su hogar, otros se guían con palos para no caer en alguna coladera. A su paso, las marcas del agua siguen a la vista, tanto en carros como en viviendas.


Artículo original

domingo, 1 de febrero de 2009

Ratas en la Colonia

…Y no me refiero a esos mamíferos de los drenajes profundos, plagas de las ciudades, que en comparación de las ratas de dos patas que intentan amedrentarnos diariamente, tienen un mejor aspecto y nos contagian amistad.
Son esos precisamente, aquellos que rondan las esquinas de nuestras calles, aquellos que observan cómo vestimos, cuántos aparatejos modernos nos colgamos encima, los que con más frecuencia aparecen por estos rumbos.
Cada semana se escuchan casos en los que el primo del vecino de un amigo, o uno mismo, somos testigos de un asalto, un asesinato o cualquier acto similar de violencia. Nuestras colonias cada vez muestran todo esto y lo que es peor: nos estamos acostumbrando y hasta buscándole un sentido gracioso y/o justificable para todo ello porque, por lo regular, no nos tocó a nosotros o a nosotros nunca nos pasará.
Si anoto las situaciones, que mínimo han ocurrido en 2 meses en no más de 10 cuadras a la redonda de mi casa, sumaré más de 5, quizá unas 7. La frecuencia de estos eventos no es agradable. Imagino la situación más allá de estos límites.
En una ocasión, caminaba con un amigo y nos atacó la “tripa nocturna asesina”, esa que te hace sacar dinero de quién sabe dónde para comprar algo de comer en la madrugada. Nos detuvimos en un local de “garnacha”, tacos, etcétera; compramos un alambre, mi amigo pagó con un billete de $200, el cambio sería de poco más de $100, mismo que al recibirlo comenzó a contar mientras nos retirábamos del local y en sincronía con el paso de un par de tipos que observaron con astucia el dinero que mi amigo no terminaba aún de contar. Nuestro rumbo era el mismo que aquellos sujetos seguían, sin embargo, nos detuvimos y regresamos al local con el pretexto de comprar unos refrescos y esperar que los sospechosos siguieran su camino, se alejaran o algo similar. Situación que no ocurrió, así que decidimos ir por el camino de regreso y buscar otro que nos llevara a casa, entonces pude observar como caminaron hacia nosotros, mi amigo me preguntó si venían cerca, afirmé, sugirió que corriéramos, y eso hicimos. Sacamos buena distancia de ellos, que no esperaban nuestra reacción y observamos su sorpresa a distancia y ya más seguros.
Ya a salvo, comiendo y lejos del lugar, mi amigo comentó que su error había sido ir contando el dinero afuera del local. ¿Error? – pensé. ¿Por qué debe ser un error contar tu cambio, tu dinero?
Sin duda, las sugerencias de seguridad que actualmente se dan a conocer nos hacen preguntarnos si en realidad son medidas lógicas, es decir, una persona puede andar con su computadora en cualquier calle de cualquier colonia pero no lo haría porque corre riesgo de ser asaltado. Obviamente, antes va la vida que la lógica de las cosas. ¿No?
Aquellos audaces que se atreven a enfrentarse contra las hordas del crimen para intentar solucionar la situación y siguen con vida, son aquellos que se han preguntado lo mismo, pero han actuado; aunque yo imagino que no tienen nada que perder. Y como yo sí tengo mucho que perder y no me siento de plástico o con una bandera con una paloma blanca cargando y seguida de miles de personas, solamente me dedico a escribir un poco sobre esto, desde mi cómoda y “segura” habitación donde no tengo ratas y donde sé que si dejo un zapato viejo a la deriva, seguro aparecerán.

lunes, 25 de agosto de 2008

¿Y usted qué opina?

¿Y usted qué opina sobre el sorpresivo abordo a microbuses y demás transporte público que realizan en masa algunos grupos de estudiantes de nivel medio superior en estas colonias?


 

Su opinión siempre es importante.

Gracias.

martes, 19 de agosto de 2008

Balazos y regreso a clases

Fue bastante sonado durante la semana pasada el asalto y asesinato de un hombre de unos 28 años de edad cuyo nombre no publicaré en esta entrada. Según los mirones y alrededor de tres periódicos de circulación nacional, el hombre cargaba consigo más de 100 mil pesos y manejaba una camioneta cuando los asaltantes (desconozco el número, unos dicen 2 otros 3) intentaron detenerlo pero el conductor no se detuvo, fue entonces que los balazos comenzaron a sonar. Una bala dio en el pecho del conductor y éste perdió el control del vehículo que termino chocando con otra camioneta estacionada. Los asaltantes abrieron las puertas de la camioneta, bajaron al chofer, quien seguía con vida, le golpearon en el rostro, lo dejaron en el piso, tomaron el dinero y se fueron.

Otro caso, pero éste sin vidas humanas que cobrarse (por suerte), sucedió el domingo pasado al frenar un auto e impactarse uno más detrás de éste; los ocupantes del primero bajaron del auto y tomaron piedras que estaban cerca con la intención de lanzarlas al auto de atrás; al percatarse el otro conductor, hizo lo propio y desenfundó un arma de fuego (cuyo calibre desconocemos) lanzando balazos al aire y uno que fue a dar al barrote de una reja de un cibercafé cercano. Aquellos que llevaban piedras en las manos, subieron de inmediato en su vehículo y escaparon del lugar a toda velocidad mientras que el otro auto y sus ocupantes también huyeron de la escena.

Las personas del cibercafé quedaron perplejas al notar que una bala se impactó contra un barrote de la reja de entrada del local, ya que de no haberse impactado en ese lugar, la bala hubiera herido seriamente a uno de sus clientes; un joven de aproximadamente 16 años.

A la fecha se desconoce la identidad de los involucrados de ambos casos, sin embargo, la prensa amarillista de la colonia repite a gritos que los delincuentes que mataron al ocupante de la camioneta han sido capturados y presos, pero la comunidad entera, misma que en su mayoría solo ven las noticias de la televisión y hacen quejas mudas sobre los acontecimientos violentos en toda la capital, solamente elevan su nivel de venganza, coraje, miedo e incertidumbre hacia aquellos que hoy se dicen (y siempre se han hecho llamar) defensores de la ley.

Estos eventos pasaron a pocos días de que los niños y jóvenes de nivel básico regresaran a clases. Es notable la presencia exagerada de padres de familia en las escuelas de alrededor a la hora de entrada y salida de sus hijos: -"La situación está muy mal, no se puede confiar en ningún pinche policía, aquí ya nada más haces algo y te sacan la pistola y te matan… no es posible"- me comentaba una madre de familia al preguntarle qué opinaba acerca de los violentos sucesos de la última semana.

Es verdad que la delincuencia está, que en muchos casos convierte a la familia (sobre todo a los hijos menores de edad) en presa del miedo y evitan salir incluso a los parques cercanos a intentar relajarse, pero también es cierto que el silencio siempre está presente. Nos gusta mirar como asesinan a personas, nos gusta oír al siguiente día las reseñas en los panfletos que vende el clásico sujetillo con altavoz, nos gusta comentar en casa: "Se pasan… no es posible… ya no se puede confiar… ya no es seguro salir de tu casa…", nos encanta salir a preguntar a nuestros conocidos que fue lo que pasó, si es que vieron algo, pero nunca hacemos algo en serio.

Dejo esta entrada para ser apreciada por usted, señor, señora, que ha dado con el sitio por cualquier razón, incluso por accidente, para que saque sus propias conclusiones y por supuesto, nos dé su opinión, que siempre será divulgada en este espacio, que pronto dará noticias más agradables también.

martes, 8 de julio de 2008

Vacaciones de Verano

Agradecemos los comentarios de nuestros pocos pero siempre alegres seguidores que nos recuerdan que hay que seguir dándole vida a este espacio.

Aquí estamos de vuelta para comentar un poco sobre lo que acontece en la colonia.

Y sobre esto, hay poco que contar, pues con las lluvias y las prominentes labores de todos los habitantes de la colonia, estos días son prácticamente: Hechos para estar en casa; o para aquellos que no tienen buen abasto de agua potable, son perfectos para recoger agua del cielo en cubetas o simplemente para darse un "regaderazo". Ni modo, así son las cosas para muchos.

Otra nueva y sabida es que terminaron (¡por fin!) las clases para aquellos que van en secundaria, primaria, CETIS y CONALEP, que son las instituciones que nos rodean. Una felicitación a los que pasaron al siguiente curso y una "pamba" bien merecida a los que reprobaron alguna materia por flojos y tienen que hacer extraordinarios. Iba a enviar "pambas" a los que iban a tener que "recursar" algún grado de primaria o secundaria, pero con eso de que la ley ahora dice que ningún "chamaco" puede ser reprobado sino "entamban" al "profr", las ganas de repartir "sapes" se quedará conmigo. Ni modo.

De cualquier manera: ¡Disfruten sus vacaciones! Y si no tienen lana y les gusta andar oliendo los pies y sudores de otros, váyanse a la playa de la Alameda Oriente, que no tarda en abrir sus puertas a todos los playeros de este lado del mundo.

Pero si usted es de los nuestros, que tenemos que pasar las vacaciones trabajando, no dude en darse una escapadita los miércoles o los domingos al tianguis de la Col. Adolfo López Mateos o al de la Col. Arenal 4ta Secc., respectivamente, y disfrute de unas ricos, deliciosos y grasientos tacos de lo que encuentre, consiga también cualquier cháchara al precio más accesible, ropa de "paca" para toda la familia; también puede obtener los más recientes éxitos de sus artistas favoritos así como sus colecciones de toda la vida en versiones normales o de MP3. ¡La tecnología al alcance de todos! Y si el calor es abrasador, un fresco tepache para calmar la acalorada. Sin duda, es una buen opción, para todos los vacacionistas que no saldrán este verano de la colonia.

Bueno, ahí un par de opciones para disfrutar sus vacaciones por estos rumbos, claro, de manera muy general.

Agradecemos su participación y cualquier cosa que deseen que comentemos, cualquier comentario o mentada de madre, serán siempre bienvenidas. Siempre y cuando no me la recuerden a mi.

¡Felices vacaciones!